No se te ocurra: el souvenir del resort

Nueva sección. Sí, no nos vayamos a encallar. Hace tiempo que anuncio el fin de El espiario para dejar paso a un apasionante estudio antroposociológico sobre las costumbres modernas de ayer y de hoy, o un intento por encontrar la explicación a que la gente no se mire suficientemente y con visión crítica en un espejo.

En ningún caso, y vaya por delante, pretendo ofender a nadie. La libertad de expresión de cada uno es fundamental y respeto profundamente las elecciones personales de todos aquéllos cuyas costumbres se vean reflejadas en algún momento. Simplemente pido un poco de sentido del humor. No sanciono los hábitos de nadie ni quiero salvar el mundo. Es sólo un modesto tratado de lo que ven mis ojos. Nada más. Que el verse reflejado en mis descripciones no es motivo para que nadie se avergüence de nada ni se tenga que poner nadie a la defensiva. Quiero que todo el mundo se divierta haciendo, vistiendo y actuando como a cada uno le gusta. Igual que yo no gusto a todo el mundo. Y ahí está la gracia (y el punto enriquecedor) del asunto.

Con este tratado de las buenas maneras como presentación, abro una sección que tratará de manera particular todos aquellos aspectos estilísticos que no puedo comprender. Ampliar los conocidos “no se te ocurra” y profundizar en cada uno de ellos. Comencemos, pues.

Si te vas de viaje al Caribe o las Islas Canarias no se te ocurra venir con la cabeza llena de trenzas finitas con sus correspondientes gomitas de colores. Se ha convertido en el souvenir más habitual de estos viajes y es algo que no puedo entender. Si nuestro pelo es liso, no comprendo por qué tenemos que apelmazarlo en trencitas imposibles que dificultan la hidratación cuando más falta le hace al cabello (todo el día en sal y en cloro, con el sol) y que dejan nuestro cuero cabelludo al aire, indefenso, expuesto a las quemaduras de un sol abrasador y poco condescendiente con nuestra genial idea.

“No, es que es muy cómodo”. ¿Qué es cómodo? ¿Que te pique la cabeza todo el día? ¿Que te tiren todos y cada uno de los pelos de tu cabeza? Y ya no es que sea o no cómodo, es que es terrible. No me imagino con la cabeza llena de trencitas tribales y un vestido de encaje de Prada (¿?). Además, no le favorece a nadie que no sea Bo Derek, y lo peor de todo es que nos clonifica. La diferencia entre un avión de ida y uno de vuelta de un viaje de esas características, es que el de vuelta viene lleno de cabezas femeninas con trenzas hasta en el bolso. Bueno, y si viene de México, también lleno de gorros de mariachi.

Y encima, el precio. Pagar lo que cuesta por ser un ente vacacional más no compensa. Las vacaciones pueden estar completas sin tener que hacer el borreguil y copiar lo que hacen todos los demás. Te aseguro que nos lo podemos pasar igualmente bien (o mejor, que no tendremos picores cabeciles…) Anda, cógete los euros y cómprate un pareo y un sombrero. Que será bastante más útil para adornar y proteger tu inocente cabeza.

Seguid tan guapas.

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