Por mucho que la nueva ministra nos dé un resquicio de esperanza, lo cierto es que las cifras dicen cosas malas y el paro es la espada de Damocles del año 2009. Por mucho que esta situación nos mantenga en vilo y con la cartera agarradita para no hacer excesivos gastos ni desembolsos, no significa que tengamos que llevar la ropa interior hecha un verdadero asco.
Estamos de acuerdo en que es ropa interior: ergo, no se ve. Pero que no se vea no es justificación para mantenerla descuidada. Llevar las prenditas íntimas más cercanas a unos trapos viejos que a lo que sería adecuado para cubrir con armonía y elegancia nuestras vergüenzas secretas, no está permitido en absoluto.
La única justificación está en que nos toque vivir una temporada en Supervivientes. No existe escaqueo posible que no sea éste. No hay disculpa alguna, ni siquiera decir que una es grunge y que le mola la dejadez. Para ir bien no es necesario gastarse un dineral comprándose preciosas joyas de La Perla. Podemos renovar nuestros cajones gracias a gigantes accesibles como Oysho con los que ir a la moda, divinas y por un módico precio.
Lo del tanga al aire es otra historia. Pero ya la contaremos con más calma.
Mientras, miremos con objetividad nuestras prenditas y analicemos cuántas debemos reponer. Dejemos entonces los agujeritos para la sevillana (sin palabras) o para el queso.
Seguid tan guapas.