La lista de la compra

En la línea de este blog, seguimos analizando esos momentos que nos traen de cabeza en cuanto a estilismo se refiere, pero en los que evidentemente, no podemos salir corriendo a la tienda más cercana a comprar algo cual posesas. Ni mucho menos, exorcizar a nuestros ejemplares de Vogue/Elle para conseguir que salgan los modelitos directos a nuestro armario. Vamos, más o menos resumido: el manual de cómo apañarse con lo que hay. O cómo sacarle más partido a lo que tenemos.

Un ejemplo más de situación “socorro” es la de: estoy en casa y vestirme ahora para comprar el pan. O para comprar cualquier otra cosa. El recado típicamente español, que se llama. Sucede que la calle no está vacía, que hay gente y que no es cuestión de bajar con lo primero que se nos viene a la cabeza. ¿Y si te encuentras a alguien y acabas tomando un café? Imagínate con tu facha de momento-casa por los bares más in de tu ciudad. No, así nunca saldréis en el blog de Fernando. Por esta razón, y principalmente, por seguir teniendo estilo a cualquier hora del día y en las más variopintas situaciones, saldremos arregladas, aunque sea por un momento y a la vuelta de la esquina. Por lo tanto, esto versará sobre cómo hacer la compra divina e ideal.

Teniendo en cuenta lo molesto de la situación, y la urgencia de la misma, optimizaremos al máximo nuestros recursos. Lo más sencillo es lo que véis en la fotografía superior:

  • una camisa blanca (se nota que las adoro) bajo un jersey fino de cuello vuelto gris. Con los cuellos de la camisa colocados hacia arriba, con ese look chico-Ralph-Lauren-desaliñado-estudiado que me encanta. Aunque es una postura bastante antigua, creo que da mucho estilo. Sobre todo, si no va colocado, es decir, si dejáis que esos cuellos levantados se coloquen como buenamente ellos puedan. No se trata de parecer niñas pijas con mocasines recién salidas del recreo. Eso no. Frescura y naturalidad, algo de dejadez (estudiada) ante todo.
  • unos vaqueros, y si son pitillo y oscuros, mejor (para poder lucir mejor el calzado que ahora veréis)
  • para contrarrestar ese punto Ralph Lauren descrito en la camisa+jersey, añadiría unas botitas del estilo que véis arriba. Con suela de zueco de madera. O bien, zueco sin más. Si elegís zueco, podéis utilizar unos vaqueros rectos algo acampanados, también oscuros. Las de arriba tienen pelito y son de Jocomomola by Sybilla. Son un prototipo, pero os aseguro que vendrán con fuerza. En NYC se empiezan a ver bastante. Y como a Sarah Jessica Parker se le metan en el ojo, allá va medio mundo a imitar lo que ella a su vez imitó de su estilista y asesora de imagen particular. Que todo sea dicho, se ha ganado el cielo con lo que ha conseguido de la criatura. Lo digo porque ahora va monísima. Pues bien, las de la foto son calentitas calentitas, forradas por dentro e ideales para irse de viaje a la Gran Manzana ahora en invierno o a París. Y por supuesto, para caminar interminablemente de tienda en tienda. Son una buena inversión. De todos modos, también son válidas unas All Stars. Las de color mostaza me parecen ideales.

Encima de todo, un abriguito (o trench, dependiendo del clima) y listo. Y como punto simpático, podéis añadir un broche de este estilo, que os dará un punto risueño e ingenuo, muy acorde con las botas.

Un shopping bag o XXL bag y ya está. Preparadas para ir a por el pan o a lo que se ponga por delante.

En cuanto a “¡y yo con estos pelos y estas ojeras!”, seguro que Auro nos deja algún comentario interesante que nos pueda ayudar.

Seguid tan guapas.

No se te ocurra: mallas, chándal, pantaloncitos de deporte de terciopelo, calzado deportivo ni ningún tipo de atuendo que sirva para hacer deporte. Sufro cada vez que veo a gente en chándal por la calle. El chándal se lleva en la bolsa de deporte y se utiliza una vez que lleguemos al gimnasio, pero por la calle para ir de tiendas, de paseo o lo que sea: NO. Salvo que patinemos, corramos o nos movamos de manera atlética en cualquiera de sus versiones. No me convence ese look Missy Elliot que Madonna de vez en cuando también adopta (es que encima la versión chándal con bolso+pendientes de aro y maquillaje a mansalva… pues en fin. Que Martirio, muy avanzada ella, ya ironizaba sobre el tema en alguno de sus cánticos años ha).
Llevar la billetera o el monedero en la mano.
¿Os imagináis a la Preysler de esta guisa? Pues no, en cambio a Ana Obregón yo sí me la imagino…

Mañana más.

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