El gran caballo de batalla de nuestra ropa no es el armario y la elección de cada día. Es la llegada de un puente o de unas vacaciones y tener que hacer la maleta. Esta acción tan aparentemente simple se convierte en una auténtica locura agotadora que termina con nuestro vestidor completamente desordenado y la cama llena de ropa. A lo que hay que añadir la mayor de las incertidumbres.
Ahora que comienza el buen tiempo, las escapadas de fin de semana son planes muy apetecibles. Para combatir el síndrome de la maleta rebelde veamos algunas ideas.
Teniendo en cuenta que el clima no es en absoluto estable, nuestra maleta tiene que ser fundamentalmente versátil. Con prendas que sirvan para un mediodía cálido y con noches más frescas. Así, tendrá:
- Chaquetas de punto. Los cárdigan son la tendencia más socorrida que haya existido jamás. Perfectos de día con un panntalón pitillo, bailarinas y una camisa blanca. Bolso midi y un sombrero para proteger el rostro del sol. Y si refresca, un foulard al cuello.
- Camisas. Son muy cómodas, y además ideales para planes que comienzan por la mañana y derivan en una cena tranquila sin haber pasado antes por el hotel. Un collar largo es el complemento ideal.
- Camisetas de algodón. Maravillosas para viajar en el avión porque el algodón es un tejido natural muy cómodo. Perfectas para el calor y el frío.
- Un trench. Si llueve, nos salvará. Si refresca demasiado de noche, igualmente.
- Pantalones. Con un pitillo y uno ancho será suficiente.El ancho podemos llevarlo de noche con el tacón y una chaqueta de punto.
- Un vestido. Corte túnica sirve tanto para el día con pantalón pitillo como para la noche con unos tacones.
- Calzado. Con unas bailarinas y unos zapatos de tacón. Fundamental que las bailarinas (o si la ciudad que vamos a visitar no es demasiado calurosa, unas botas moteras, que adoro) sean muy cómodas.
- Bolso. Con uno basta. Un modelo midi que nos sirva para planes diurnos pero también nocturnos.
- Complementos. Con un par de foulard, un collar y unos pendientes ya está lista la maleta.
- Si vamos a un lugar en el que haya playa, con un par de biquinis, unas chanclas y un pareo ya está. Ya que las camisetas de algodón el problema de bajar a la playa está resuelto.
Por descontado, pijama y ropa interior. Una cámara de fotos y muchas ganas de conocer sitios y gente nueva.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: un maximegahiperbolso. No contribuyas a la desviación de tus vértebras.
Colección de foulard, collares, zapatos, bolsos y demás. Es una maleta, no el baúl de la Piquer.
Ocho millones de vaqueros y jerseys. Ya sabéis lo que pienso de los “por si acaso”. Nunca te los vas a poner, y para lo único que servirán será para que tengas que pagar por facturar.
Estrenar calzado. Es una genial ideal de faquir.
Dejar la maleta para el último momento. Así te olvidarás cosas, llevarás las que no te hacen falta y no te dará tiempo a pensar en qué te pondrás y cómo, lo cual facilita el no engrose acelerado de la misma.
Botes grandes. Hazte con miniaturas y olvídate de todos los botes grandes de champú y demás. Por dos días que te desmaquilles con toallitas no pasasrá nada. Miles de noches lo has hecho y tu cutis sigue siendo el mismo.
El Quijote en edición especial coleccionista de 30 kilos de peso. Mejor algo ligerito, ¿no?
Lo encontrarás en: ambas chaquetas son de Zara.