Está muy de moda, ésa es la verdad. Es el milagro presente en casi todos los productos de belleza, y con mucha razón. Probablemente en cosmética sólo utilicen un porcentaje muy pequeño, pero eso no impide que podamos aprovecharnos al 100% de sus maravillosas propiedades si nos hacemos con un aceite concentrado. Y hablo de la rosa mosqueta.
La rosa mosqueta es una planta que tras florecer presenta unas bayas de color rojo de las que se extrae un aceite de propiedades altamente cicatrizantes y regeneradoras. Mi historia con ella es bastante casual. Me la he ido encontrando y ahora es totalmente un imprescindible en mi vida.
El año pasado, en mi viaje a Argentina de luna de miel, pasamos unos días en Bariloche. En estas montañas es habitual encontrar esta planta, que además en la época en la que fui yo estaban llenas de bayitas. Conocía sus propiedades y me parecía una buena oportunidad traerme conmigo un botecito del más puro aceite de esta planta. Por si acaso simplemente y porque son originarias de esta zona. Más puro, imposible.
Un poco más tarde, en septiembre, en uno de mis momentos torpes estelares, el día previo a Cibeles me quemé en la frente con unas tenacillas. Y Rebeca me dijo que quizás con rosa mosqueta podría solucionarse. Probé… y funcionó. En un par de días no había ni rastro ni marcas. Momento en el que se convirtió en mi pócima fundamental.
De manera concentrada es estupenda para las quemaduras (se aplica inmediatamente después de producirse y no llega ni a salir ampolla), para las rozaduras, las irritaciones de la depilación, las estrías… y menos concentrada como tratamiento antiarrugas (en el caso de mi piel facial delicada resulta excesivamente agresiva si está muy concentrado, mejor otros aceites más suaves).
Para las futuras mamás es otro recurrente. Y no sólo para prevenir las estrías. También para realizar masajes perineales muy recomendables en las últimas semanas del embarazo.
Y así, el botecito que me mira desde mi estante del baño y que me recuerda al invierno nevado argentino, al lago Nahuel Huapi y a Cerro Catedral es mi salvación, mi rincón de los milagros. Y cuando se acabe, una estupenda disculpa para volver a Argentina.
Lo encontrarás en herboristerías y farmacias. Mira bien la composición para saber si es concentrado o está mezclado. Los que se venden en perfumerías tienen un bajo índice de rosa mosqueta, pero como hidratantes faciales resultan suficientes, no así para quemaduras, por ejemplo.