Los caprichos. Son esos impulsos que surgen en un momento determinado y nos ciegan el entendimiento hasta el extremos de no razonar. Comprando trapitos nos pasa, y mucho. Y luego tenemos cosas en el armario que nos encantan pero como piezas de museo, ya que no somos capaces de combinarlos con nada o no los vemos adecuados a nuestro estilo. A Marta le pasa con una falda larga.
La falda de Marta es en tonos verdes. Larga. Pero Marta no quiere tener una apariencia demasiado hippy con ella. Quiere aprovecharla, vestirla, lucirla, pero sin caer en ese estilo.
- Para llevarla larga lo mejor es dejarle que tenga protagonismo. Podemos darle un aire cotidiano, con una camisa blanca y botines de cordones, de cuña y ante. En la cintura, un fajín en el mismo color cuero natural que los botines. Para el frío, un chaquetón de pelo o de doble faz.
- O podemos cortarla para que resulte más neutra. Aprovechamos la parte superior de la falda para convertirla en una pieza muy ponible. Que tanto puede llevarse con un sencillo twin-set con collar babero y mocasín de tacón al trabajo; como con una blusa de cuello a la caja y botas moteras para días más radicales.
No hay nada que no tenga arreglo. Y al final, todo se aprovecha, sobre todo cuando nos había conquistado desde lo más profundo.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: con botas altas. Demasiado Maggie Gioberti.
Acoplar prendas. Si la falda es difícil tendremos que darle el punto que necesita, no tratarla como si fuese un básico. A un vaquero le vale una camiseta, un jersey de cuello vuelto o una blusa de seda. Pero hay que pensar que no todas las prendas son vaqueros. Hay que escucharlas.
Los abrigos tres cuartos ni las gabardinas de este largo. No pensemos en ello.
Con lentejuelas como que no lo veo.
Si dejas la falda larga, las moteras entonces no. Barbaridades las justitas.
Y los juegos de botas y sombreros, con mucha mesura y tiempo ante el espejo. Que caer en un Lina Morgan es más fácil de lo que parece.
Lo encontrarás en: el conjunto de la derecha es de Trucco.