¿Cómo me lo pongo?: Con tus lunares

Creo que son las entradas más numerosas, las de las bodas. Menos mal que los quebraderos de cabeza estilísticos quedan compensados con lo bien que se pasa, si vamos con gente conocida y no es una boda de compromiso, claro.

Lo peor de las bodas es la cantidad de presupuesto que se va en eso de ir de invitada. Te pones a sumar y se descontrolan los números. Pero no tenemos que renunciar a ir monísimas por muy apretada que tengamos la cartera. Es mucho más necesario el ingenio y el estilo. Una sabia combinación de estos dos elementos nos llevan al éxito (económico) seguro.

Marian tiene una boda en junio, de mañana, en algún lugar en el que no hará especialmente calor. Como siempre, el problema está en cómo abrigarse sin perder el glamourazo.

Su idea es llevar un vestido de escote halter, en negro con lunares blancos, ceñido a la cintura con un cinturón elástico también negro. Zapatos y cartera de mano igualmente negros. Y tocado blanco y negro. Para el fresquito tiene dos opciones: o un bolero blanco o un chal negro. Y de medias duda si llevarlas transparentes o negras. Vamos a ir por partes, que aquí hay miga:

  • En primer lugar, nada de medias negras. ¡Ni por asomo! Es junio, es primavera, y por muy malo que esté el tiempo no podremos llevar ya unas medias negras, aunque sean finísimas. Si no queremos ir de piernas al aire, lo mejor será llevar unas medias transparentes sin brillo y del mismo tono que la piel.
  • Entre el chal y el bolero… si no queda más remedio, en este caso, el chal. No le va el bolero porque son demasiados cortes: por un lado, el vestido es muy cerrado en el escote, por otro, de repente corta en el cinturón y queda un efecto extraño. Si hay que elegir entre esas dos opciones, mejor el chal que así se te verá el escote halter del vestido. La opción perfecta sería un abrigo del estilo que aparece en la fotografía de arriba a la derecha: tres cuartos, estilo capa, de manga corta o francesa. Una pieza coqueta que va mucho con el estilo del vestido y le da un aire más arreglado.
  • Huye del binomio blanco/negro tan cerrado. Es demasiado sobrio, demasiado espeso. Te recomendaría que le dieses un punto eligiendo algún complemento como el tocado y la cartera de mano en rojo sangre, que con los lunares va muy propio. O con violeta, verde, fucsia…
  • Buscas unos zapatos peep toe en negro, no demasiados altos. Busca el modelo Nómada de Unisa. Lo hay en muchos colores y son cómodos y fenomenal de precio.

Pero es sólo una opinión. La única verdad verdadera es la que tú veas en el espejo: si te sientes cómoda y guapa, entonces adelante.

Seguid tan guapas.

No se te ocurra: medias oscuras más allá del invierno. Pueden valer en abril en ciudades frías, pero en junio ya no son admisibles.
Bolsos grandes, de colgar al hombro. En una boda sólo tienen espacio las carteras de mano, los bolsitos de mano, las cositas discretas y monas. Por muy auténtico que sea tu Neverfull de Louis Vuitton, lo siento en el alma, prenda, pero en la boda rien de rien.
Cortarte con el punto. Bien elegido tiene también cabida en una boda. Podemos buscar una chaqueta de punto con seda, con hilos de lamé… que pueda resultar especial y complementar un look de primavera a la perfección.
Ni renuncies a tu estilo ni nagas un corta-pega sin sentido. No te vayas a los extremos. Analiza pacientemente lo que ves ante el espejo y haz que se adecúe a lo que tú buscas. No tienes por qué parecerte a nadie, pero la disculpa de “es que es mi estilo” no excusa pequeñas barbaridades estilísticas. La idea es seguir mejorando.

Lo encontrarás en: el vestido de Marian es de Vero Moda. El look de la derecha, de D-Due.

P.D. Os presento el nuevo pecado. Son una monada. ¡¡Y se están acabando!!

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