El invierno viene cargado de fines de semana de compromisos sociales. Mientras que en verano un compromiso de este tipo se arreglaba con chanclas y pareo, en invierno es inevitable arreglarse.
Las situaciones son de muy variada índole: desde la invitación a un cóctel de inauguración, presentación, exposición; hasta un cumpleaños especial, un bautizo, una cena de trabajo y mil más. Como vengo insistiendo desde hace algunas entradas, el horno económico no está para bollos en forma de visa, así que intentaremos que lo que nos compremos siempre tenga más de una aplicación. En este caso, que tengamos el compromiso de comprarnos algo para tener que arreglarnos puede ser excusa para hacernos con un fondo más de uso cotidiano.
El elemento más versátil es sin duda el vestido. Fundamental que el tejido sea bueno. Las sedas son las más utilizadas. Aunque existe la variedad de seda combinaada con algodón que lo convierte en apto para todo tipo de situaciones. De corte sencillo pero con algún detalle que lo haga diferente, como los bolsillos o grandes botones en la espalda. Si quiero sacarle mucho más partido, mejor que sea liso y lo voy personalizando con los complementos. Lo combino con media tupida siempre.
Si el evento es muy formal, lo combino con tacones. La colección de Pura López de este año es de auténtico pecado. Mejor si los zapatos son de ante y si medias y zapatos están en la misma gama de color. Si el evento es más informal, puedo ponerme unos mocasines o unos oxford planos de cordones. También con media tupida.
La segunda parte de ese mismo vestido es el día a día, el momento rentabilización de la inversión hecha. Por ejemplo, un maxicardigan muy grueso, largo, en color gris. Unas medias tupidas de color, en este caso, por ejemplo, rojo; con zapato de ante rojo de Chie Mihara. O con bota a media pierna, plana. Le darán un aire menos estricto al conjunto.
Y mucho glamour. Afectación máxima por los cuatro costados. Que la primera que se tiene que decir “guapa” antes de salir de casa, eres tú misma.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: en el caso de los eventos es fundamental acudir muy muy cómoda. No sólo en cuanto al calzado, que nos puede hacer infernal las horas de cóctel de pie, sino también por la cartera de mano. Servilleta, canapé, copa de cava y bolso de mano no se llevan muy bien. Así que evita aquéllos que no te resulten cómodos.
De nuevo mi otra cruzada: anti-lycras y anti-medias-de-rejilla. El terror del invierno. Qué fatalidad esa visión cutre-cotton-club…
Ponerte medias de canalé o con dibujitos para un evento. Déjalas para el día a día.
Medias tipo encajito. En general no me gustan (tienen un punto visillo que no me acaba de convencer), pero con un vestido estampado, menos aún.
Descuidar tu peinado o tu maquillaje. Es más del 50% de tu estilismo. Así que no te olvides de ello.
Los zapatos de raso. Es que no los veo. Sé que están mucho de moda, que los llevó Carla Goyanes (tampoco es que sea un ejemplo, pero bueno) a la boda de su hermana y todo
lo que queráis… pero no me gustan en absoluto. Además, tienen dos o tres ocasiones de ser puestos. Son carne de armario aburrido.
Con un vestido de largo a la rodilla, ponerte botines de tacón. Afearán tus piernas.
Lo encontrarás en: el vestido es de Stella Forest para H.A.N.D. Los zapatos, de Zara.