Vestirse para ir a trabajar es un terror. El trabajo es en realidad el terror en sí mismo. Y en verano es un horror terrible. No sólo porque el verano es para las vacaciones, sino también porque los más de 25 grados habituales provocan que deseemos perder la compostura y pasarnos el día en chanclas y bikini. Pero el sudor de nuestra frente obliga y no queda más remedio que rendirse a los designios del despertador.
Con todo, existen muchos recursos que nos permiten ir harto monas y además que nos salen rentables, porque son polivalentes. Por ejemplo, una chaqueta de punto abierto. Vamos a ver cómo llevarla para saltar de la terraza a la oficina y que cobre vida nueva en cada uno de los ambientes:
- Para la terraza: lo más sencillo es combinarla con un vestido de algodón. Como la chaqueta es abierta y tiene bastante vuelo, elige un vestido sin vuelo. Combínalo con una sandalia plana anudada al tobillo y un bolso grande, de tejido. Para días más frescos, sustituye el vestido por un pitillo de color blanco + blusa denim con vuelo y un bolso de mano, midi.
- Para la oficina: ideal con el gran básico del mundo laboral en verano. La bermuda. Tanto con blusas de manga corta y sandalias de cuña con tira al tobillo, como con tacón y camiseta amplia de punto de seda. Ideal con bolso Hobo (que no es más que un bolso grande, de piel blanda). Otra buena idea de cómo llevar una chaqueta de este estilo a trabajar, nos la daba Baballa aquí.
Unos buenos básicos, bien elegidos, son capaces de sacarnos de más de un apuro. Y de lo mejor, de convertirse en el “vale para todo” de nuestros sueños.
Besísimos.
No se te ocurra: llevar un gran capazo de paja a trabajar o bajarte ese pedazo de bolso de piel a la playa.
Comprarte ocho millones de cutrebolsos de plastiquete fino. Para mayores de 25 años está ya casi prohibido llenar el armario de plastiquismos.
Abusar del vaquero. Vale que es un salvavidas y que es el gran recurso, pero no te centres únicamente en él. Hay mil opciones más: faldas, bermudas, pantalones de otro tejido, vestidos…
Havaianas. Para trabajar son un no se te ocurra en toda regla.
Renunciar a los tacones en verano. Los tacones son también para el verano. Hay vida más allá de las bailarinas, chanclas y demás.
Llevar sandalias joya para nada más que las fiestas nocturnas. Aunque he de reconocer que las sandalias joya no son mi devoción.
Los shorts para el trabajo. No confundas shorts con bermudas. Ni las minifaldas, ni los minivestidos… que luego nos quejamos de que no nos valoran el intelecto.
Lo encontrarás en: la chaqueta es de Zara. El vestido del centro, de Masscob. El conjunto de la derecha, de Dries van Noten.