
La gran opción, la más socorrida, es la del vestido con botas. Vestidos de tirantes con camisetas de algodón debajo, vestidos de manga corta y cinturón ancho en la cintura, vestidos baby doll con pañuelos, vestidos túnica con largos collares. O faldas cortas con vuelo con chaqueta esmoquin corta y camisetas de algodón amplias, de manga corta remangada. Y botas. Botas de suela de piel fina y piel blanda.
Los complementos serán nuestros grandes aliados en momentos como éstos. Amplios foulard por si la temperatura nos juega una mala pasada, gorros de lluvia, originales paraguas y los de siempre: collares, pulseras, pendientes, cinturones… por supuesto los tocados.
Que hablando de tocados, no podía yo tampoco dejar de comentaros la fiesta de presentación de la nueva colección de El Jardín de Lulaila (que os puedo asegurar que es más increíble de lo que hasta ahora nos tiene acostumbradas). Así que iré y brindaré con cava por el comienzo de una historia a la que le quedan párrafos y párrafos de éxito. ¡Espero veros por allí!
Así que démosle un poquito de alegría al otoño que no acaba de cuajar en el sur. Mientras, brindemos por El Jardín de Lulaila.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: decir botas no significa que valgan todas. Totalmente prohibido ponerse aquéllas que tienen cremallera delantera, tacón fino y punta afilada. Y evitar las militares, a no ser que nuestro estilo sea el de Agyness Dean.
Seguir con shorts de color blanco, o vestidos de este mismo color. Sí, hace calor, pero el otoño está ya en el calendario. Lo ideal es combinar la temperatura con la estación del año.
Tampoco se trata de precipitarse y ponerse sombreros de fieltro y amplias bufandas.
Cuidado con las medias. En el sur todavía podemos permitirnos llevar las piernas al aire. Así que huye de las opacas y en fin… ya sabéis mi opinión sobre las transparentes…
Lo encontrarás en: las botas son de Massimo Dutti. El gorro de lluvia, de Bershka.



