Jeans, tejanos o vaqueros. Diversas maneras de denominar una prenda fabricada en denim que se ha ido popularizando de tal manera que no concibimos un armario sin más de un par de los mismos. Son imprescindibles gracias a su increíble versatilidad, que los convierte en un básico tanto para lucir con sandalias planas y camiseta de algodón, como para llevar con taconazos y organzas en noches de blanco satén.
Su importancia en nuestro armario es directamente proporcional a la dificultad, que en la mayoría de los casos, supone hacerse con un par. Con EL par. En el momento en el que vemos cómo nuestros adorados vaqueros han de pasar a una vida de descanso en paz, temblamos de miedo por tener que pasearnos tiendas y tiendas en busca de un sustituto que sea igual de estupendo que el anterior. Parece como si todos los modelos del mundo se rebelaran contra nosotros impidiéndonos encontrar aquel que nos sentaba tan bien como el que hemos dejado atrás.
Sin embargo, cada vez existe una mayor variedad no sólo de marcas, sino también de modelos que se adaptan a todos los gustos, estilos, carteras y cuerpos. Analizaremos de manera genérica y sin profundizar demasiado (la entrada llegaría probablemente hasta el infinito) las posibilidades actuales en materia de pantalones vaqueros.
En primer lugar, decir que esta temporada se va a caracterizar por un amplio y generoso “todo vale” que abriga tanto las cinturas bajísimas como los talles altos. Los pitillos, las patas de elefante y los siempre presentes pantalones rectos (o regular). El color tradicional del denim, el blanco o los colores flúor. En segundo lugar, que antes de comprar un pantalón vaquero es necesario plantearse cuál es nuestro estilo (si soy más clásica me decanto por uno recto y si navego entre blusones de seda y camisetas de algodón, le sacaré más partido a un pitillo). Tampoco he de olvidarme de ser sincera y realizar un frío análisis de mi físico. Es decir:
- Si soy bajita, mejor los pitillo con taconazos (para estilizar).
- Si tengo las caderas anchas, los rectos son siempre la solución acertada.
- Si tengo un trasero escurridito, un jodhpur o unos de talle extra-alto con pata de elefante pueden disimular la falta de volumen.
- Si no tengo cintura, los talles muy bajos con blusones son perfectos.
Por último, la terminología habitual que acompaña a esta prenda, que parece haber sido redactada de manera que complique más si cabe, la ardua tarea de la búsqueda del vaquero perfecto:
- Slim (ahora incluso, super slim) equivale a pitillo
- Regular (o straight) a pantalón recto
- Wide leg a pata de elefante
Si ya hemos analizado nuestro estilo y sabemos cuáles son nuestras posibilidades físicas, solamente queda decantarse por un modelo y llevarlo de manera perfecta. Por ejemplo:
- Un pitillo: funciona perfectamente tanto con zapato plano (sandalias, bailarinas, zapato jazz) como con tacón (con plataforma delantera, peep toes, botines, etc.) Para bajitas y mujeres con curvas, mejor siempre tacón. También me gustan con túnicas y caftanes. Incluso minivestidos (en cuyo caso, la bailarina es una opción magnífica).
- Uno recto: los zapatos caben todos. Pero la parte superior ha de estar más pegada al cuerpo. Muy bonitos con camiseta de algodón o con camisas. Con una americana puede ser una alternativa de vestimenta laboral.
- Uno estilo jodhpur: este verano viene con fuerza, con sus caderas bajas, bajas, bajísimas. Así que obliga una sandalia de tacón alto. La parte superior no tiene por qué ser muy pegada, puede tener cierto volumen. Pero nunca debe sobrepasar la cintura del pantalón, que por dicha razón, se encuentra tan abajo.
- Uno flojo: me gustan con zapato raso, como bailarinas o sandalias. Los cinturones son un accesorio imprescindible. Eso sí, en este caso obliga algo ceñido en la parte superior.
- Uno de pata de elefante: puede ser de dos estilos: con la cintura alta o con la cadera baja. Si lo elijo de cintura alta, lo puedo combinar con blusas de seda o batista metidas por dentro para lucir la cintura del pantalón. Si lo elijo de cadera baja, puedo jugar con blusones que nunca sobrepasen la mitad de nuestra cadera, en un aire muy Woodstock. Los pies mejor con sandalias de cuña de madera o botines estilo oxford, con tacón grueso.
No hay disculpa. Este año, los vaqueros han sido buenos y nos han permitido ser felices con el modelo que más nos guste sin el sufrimiento añadido de no poder lucir el IT de la temporada. Ya sólo nos queda arrasar en las llanuras solitarias.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: ponerte un pantalón pitillo utilizando sus bajos para cubrir el tacón. Es un efecto muy Bar Coyote que no me convence en absoluto. Me gustan más con todas sus arrugas pero descansando en nuestro tobillo, justo en donde nuestros zapatos cobran vida. Y si puedes ir sin calcetines, mucho mejor. Más sexy.
Llevar un pantalón flojo y bajo en la cadera con una prenda superior también floja. La excepción es que seas la estrella rap invitada a la Superbowl.
Lucirlos “lavados a la piedra”, con chapas o con parches. Lo sé, no puedo ser imparcial porque para mí los 80 fueron muy fructíferos salvo en determinados elementos modiles.
Si los pantalones te quedan largos y no quieres llevarlos arrastrando, arréglalos. Es decir, no los remetas ni los dobles hacia adentro. Con el tiempo se acaba notando que hay tela ahí adentro. El efecto es bastante feo.
Pero si los pantalones te quedan flojos en la cintura (muy típico con este cuerpo latino que lucimos en España), no los arregles. Si puedes evitarlo, no lo hagas. Es mejor que intentes encontrar otro modelo que te vaya mejor, ya que el remedio costuril siempre se nota y es un efecto antiestético.
Arrastrar tus pantalones rotísimos, con esos bajos cochambrosos. Ni Kurt Cobain estaría orgulloso. Guárdalos si quieres para cuando te toque gira grunge.
Comprarte unos pantalones que simulen el denim pero que no sean denim, si no de una especie de tela vaquera. O una cosa o la otra, pero nunca las medias tintas.
Hacerte con un modelo lleno de abalorios y brillantitos por los bolsillos y los muslos del pantalón. Tampoco las campanas ni los excesos de lycra. Que sea elástico está bien, pero que se note la lycra a leguas es poco elegante.
Como opción personal, decir que el pitillo gris lo he aburrido. Lo desterraría del armario. Tiene ese punto decadente-Kate Moss que lo convierte en aburrido. De todos modos, si te encanta y te vuelve loca, combínalo con camisetas de inspiración marinera.
Lo encontrarás en: infinitas posibilidades que van desde imperios asequibles varios a otros totalmente inalcanzables, pasando por opciones intermedias como Pepe Jeans, No-l-ita, Miss Sixty (con un Wide Leg de nombre Mila Troussers), Cimarron, Fornarina(una versión Superslim llamada Venus que es una maravilla. Aunque tampoco están nunca mal sus modelos regular. Siempre funcionan), Diesel, G-Star Raw (las versiones más modernas, flojos…) o los siempre presentes Gas, Levi’s o Lois.