Éste ha sido el color de mi fin de semana. Mi último fin de semana de soltera porque ahora sí, comienza la cuennta atrás: el sábado es mi gran día B.
Os podéis imaginar que a cinco días de mi boda estoy, cuanto menos, atacada. Todavía a 1000 kms. de donde se va a celebrar y con montones de cosas en el aire. Así que necesito fuerza extra para que esta última semana salga redonda. Por eso, mi cuñada (que es una rubia genial) nos llevó al chatín y a mí a disfrutar del mejor fin de semana que podíamos tener. Fundamental y recomendable para todos los novios. Rodeados de azul y de verde. A Chiclana de la Frontera. En realidad, al Hotel Barceló Sancti Petri, que es todo un lujo para los sentidos.
El Barceló Sancti Petri es una maravilla de hotel, en la playa de La Barrosa, inmerso entre exuberante vegetación. Tanto, que por momentos nos creíamos en el Caribe.
Cuidado al detalle, con una decoración exquisita de la que tomar nota de mil y una ideas para casa.
El tiempo en realidad se detuvo. Se detuvo tanto que no nos dio tiempo de disfrutar del SPA estupendo que tiene. Pero se estaba demasiado bien al sol. O simplemente en la terraza de la habitación mirando al mar con un Nespresso. No tenemos disculpa… pero entonces habrá que volver.
Aunque el viernes fue más relajado, el sábado ya teníamos más ganas de fiesta. Así que una cenita y unas copas posteriores parra celebrar nuestro último fin de semana… de solteros.
Para la cena (teniendo en cuenta que las noches de la costa de Cádiz todavía nos regalan un agradable fresquito que en Sevilla ya casi ha desaparecido), un vestido navy de manga larga, corto que se puede combinar:
- Con un cinturón de eslabones dorados y sandalias planas en T.
- Con un blazer negro remangado y botas de media caña.
- Con un pañuelo de animal print en rojo (aunque ya sabéis que a mí no me van, pero reconozco con el navy funcionan) y sandalias de yute.
O como lo llevé yo: con sandalias de madera y dos brazaletes dorados colocados sobre la manga. Cartera de mano grande de piel blanda en cuero natural. Y un colgante de la colección La Plage. Una pieza única hecha con corales y arena de las Islas Similan de Tailandia: más navy imposible. Y adornado con un pequeño camafeo en negro. Una monada, que además me alegró un vestido que veía demasiado oscuro para la luz de Cádiz.
Seguid tan guapas.
Lo encontrarás en: el vestido de la izquierda es de Diabless. El de la derecha, de Blanco. Y el colgante pertenece a la colección a La Plage de El Jardín de Lulaila. Si te gusta, corre… ¡sólo queda uno!