¿Cómo convertir un anodino vestido de cheviot fantasía, manga corta, cuello redondo y largo a la rodilla en un estilismo fabuloso, lleno de glamour y elegancia? Si una mañana de domingo soleado queremos tomar el aperitivo con un look Côte d’Azur, entonces la solución está en nuestra imaginación y capacidad de juego.
Un vestido como éste, con bolsillos frontales y apenas entallado recuerda mucho a la elegancia años 50. Con este referente en la cabeza, comenzaremos la transformación. En primer lugar, las medias. Sin lugar a dudas, unas medias tupidas, gris muy oscuro, sin ningún tipo de brillos ni canalés. Con zapatos de ante, peep toe preferiblemente, con plataforma delantera. En verde oscuro o en marrón, por ejemplo. Aunque son igualmente válidos en gris. Una cartera de mano muy fina, en piel, color gris perla o crudo, con cierre dorado. Las tienes en Zara y en Bimba&Lola. Para el frío, un abrigo-capa de lana en color gris, de manga francesa muy amplia. Con guantes de piel en crudo, a medio brazo. Alrededor del cuello, una estola de conejo, de zorro o de visón. O sintética con el mismo buen acabado. Si no me gustan las bufandas, sustituyo la capa de lana por una de visón, y así no me hace falta nada al cuello.
El cierre perfecto lo ponen nuestros labios rojos y un peinado de lo más Grace Kelly. Y si me atrevo con el casquete, todavía mejor. Acuérdate de caminar con pasitos cortos. La actitud será el coomplemento ideal de cierre.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: pendientes, collares y anillos. Pendientes y anillos muy muy muy discretos es lo único que se permite. El conjuntito en sí ya lleva bastantes accesorios.
Olvidarte de la cabeza. Más que nunca, peinado y maquillaje son fundamentales. Y han de ir acordes al estilismo.
Botas por la rodilla. De ningún tipo de los existentes ni de los olvidados. Ningunas.
Cartera de mano con relieve tipo cocodrilo. Entre el estampado y los complementos ya vamos servidas de florituras varias. Lo mismo para las medias ornamentadas o zapatos con estampados.
Cuidado con las pieles. Si no las queremos auténticas por respeto a la ecología, existen versiones sintéticas muy buenas. Si no tenemos presupuesto para ni unas ni otras, pues las sustituimos por un pañuelo de seda, por ejemplo, pero nunca por cutreríos peluchiles. Dan miedo y se ven guarrísimos.
Lo mismo para los guantes: si no los tengo de piel, pues entonces me pongo una pulsera ancha y me olvido de llevar guantes.
Lo encontrarás en: el vestido es de Purificación García Sport. La estola, de zorro plateado rescatada del armario familiar.