Soy de a las que les gusta mucho el rojo. Pero mucho mucho en plan casi psicópata. Bueno, quizás no tanto. O sí. El caso es que un vestido rojo es quizás una de las prendas más bonitas y favorecedoras. Laura tiene uno. Es joven, con un estilo muy canalla y quiere aprovecharlo al máximo.
La idea es salirnos un poquito de la línea estándar de combinarlo con negro. Y experimentar algo más:
- Para días cómodos: con unas botas moteras, en serraje color natural. Bolso shopping en estampado navajo. Dos brazaletes de madera.
- Para tardes elegantes con compromiso: sandalias altas, de tacón fino, en rojo y púrpura. Cartera de mano de piel blanda, larga, en dorado.
- Para noches canallas: con sandalias jaula de tacón cuadrado y estampado serpiente. Cazadora estilo biker en beige.
- Para tardes de terraza: con cuñas de esparto en peep toe en aguamarina. Borsalino de paja y bolso en bandolera.
Y así casi hasta infinito… sólo cambiando el estilo de los zapatos y tenemos tantos aires como se nos ocurran. Porque el power lo ponemos nosotras, claro.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: Blazer. No le pega nada. Le queda pegote, más bien.
No vale cualquier bota. Plantarse las invernales en verano es prohibición. Y menos si son ésas así como de gomita, como de parachoques de coche de choque (o coches locos, que no me puede hacer más gracia esa expresión). Son TERRIBLES.
El bolso también define un conjunto. Si vas formal, pues un bowling. Si vas canalla, pues un bowling no.
Hiperabalorizarte. No eres un muestrario, así que ponerse un complemento o dos está bien. Un millar, es el mal.
Lo encontrarás en: el vestido de Laura es de Pull&Bear. Las botas moteras, de Blanco.