Aunque en mi armario ya están desde hace dos temporadas, ésta lo han hecho ya con fuerza. Con una fuerza de la que me alegro, porque me encantan. Se trata de los trajes de baño enteros, de los bañadores.
Son muy elegantes, estilizan y difuminan defectillos. Bien elegidos, nos harán más pecho (o menos), menos barriga, el culo lo pondrán en su sitio… son milagritos de lycra. Porque, señoras, para esto sí. Para esto SÍ que me gusta la lycra.
Cuidadito, eso sí, con pensar de que como es entero pues ya está todo hecho. Hay que prestarles tanta atención como si fueran el bikini más mini de la historia. Elígelo porque te gusta. Y olvídate de la disculpa de “no llevo bañador porque si no, no me coge el sol”. A ver, la piel de lagarto es terrible. Colorcito, sí. Churrasquito, no.