Los guantes de piel
me vuelven así como loquita. Me encantan. Tendría miles. De hecho (y
otra vez hablo de mi boda, no suelo ser tan pesada con el tema, pero
esta semana va de cosas que me gustan) me casé con unos guantes midi de
napa blanca fantásticos. Que de vez en cuando saco de su caja y observo.
Pero lo que me tiene perdida de amor, son los mitones.
Esos guantes de deditos cortados, tan de vagabundo con su bolsa de
papel en la mano. Pero en piel. Bien pegaditos a la mano. Y atemporales,
pero perfectos para estaciones intermedias. Sin mucho frío ni calor.
Nos rodearán. Y yo seré feliz.
* Los mitones de la foto son de Uterqüe. También los hay en mostaza, que ya son amor total.