Primero fueron los collares babero. Luego, los cuellos postizos. Y ahora les va a tocar el turno a las gargantillas rígidas. Este complemento se unirá a los dos anteriores, que seguirán presentes, pero ahora acompañados por el furor que también supondrán las gargantillas rígidas.
Lo ideal es que sean de metal, en dorado, y cuanto más aparatosas, mejor. Se pueden lucir como cualquier gargantilla (sobre el escote desnudo), aunque lo ideal será colocarlas sobre un vestido o blusa a la caja, pisando el borde del cuello mismo.
Y siéntanse como Nefertiti, señoras. Divinísimas. Que de eso se trata.
(La primera gargantilla es de Zara Trafaluc. La segunda, de Bimba&Lola).