De pequeña las tuve. Y ya entonces me encantaban. Luego han desaparecido, y sólo las vi de manera ocasional, pero sin protagonismo alguno. Menos mal que para el verano que viene las veremos mucho más. Hablo de las bailarinas peep toe. Pero no un peep toe discretito, de esos de puntita de dedo al aire. Hablo de una abertura grande, de las que dejan los dedos al descubierto. Todos los dedos al descubierto.
Estoy deseando que se masifiquen, y hacerme con las mías. Será como volver a los vestidos de nido de abeja.
* Las de la foto son de Stuart Weitzman. Un pecadito ideal.
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