El Bellezario: Ritual completo

Hace algunos días, en esta entrada sobre la leche como tratamiento para los pies, Ella comentaba qué cuál era el ritual completo para hacerse un tratamiento de pies en casa. Que si bien no es como los que nos puedan hacer en un centro especializado, sí resulta suficiente para un mantenimiento adecuado.

Creo que me repito una vez más cuando digo que los pies han de ser objetivo expreso de cuidado máximo. Que hay que llevarlos escrupulosamente cuidados aunque no se vayan enseñando (lo que incluye el invierno. No es algo exclusivo del verano) y que jamás, jamás, se llevan unos talones agrietados y mucho menos, unas uñas de las que prefiero ni hablar ni imaginar.

Según esto, el ritual adecuado será:

  1. En primer lugar, con ayuda del quitaesmalte, retirar la pintura de las uñas. Con cuidado para que no quede ningún resto en ninguna esquina.

  2. Después, se exfolían conalgún exfoliante específico para pies. Con los pies sin humedecer es más efectivo sobre todo en las zonas más rebeldes, como los talones.

  3. Hecho esto, los sumergimos en leche entera, templada (o en agua templada) a la que podemos añadir algún aceite esencial como la lavanda o el romero. Los mantenemos 10 minutos.

  4. Frotamos con piedra pómez o con una lima especial, los talones (si lo necesitamos, también la planta del pie o los laterales del dedo gordo). De manera suave. Tampoco es cuestión de borrárselos. Así eliminamos las durezas y las pieles muertas.

  5. Con ayuda de un palo de naranjo, repasamos las cutículas. Cortamos y limamos las uñas. Finalmente, las pulimos y les sacamos brillo.

  6. Enjuagamos de nuevo los pies. Aplicamos crema hidratante de manera generosa.

  7. Por último, pintamos las uñas. Primero siempre una capa de barniz transparente para que la uña no se amarillee. Y después, la del color que elijamos.

Y ya está. El gustito que da verse los pies arregladitos y bonitos. Porque no se arreglan para que nos los vean. Se arreglan para vérnoslos nosotras mismas.

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