A 3 de septiembre en lo único en lo que ya no se piensa es en el verano. No porque no haga aún calor. Que lo hace. Más que nada, porque el trabajo nos devuelve a esa rutina terrible tan propia del invierno. Así que ya ponemos nuestra mente en eso de la nueva temporada. Por mi parte, os voy a contar los que para mí serán los imprescindibles del invierno:

• Un traje sastre negro. Desde que pasé la adolescencia, el sastre cuelga de mi armario. Me encantan. Y más este año en el que permiten mucho más juego que clásico de fondo de armario. Un traje sastre de chaqueta con hombreras o con tachas en las mangas. O pantalones estilo baggy, tobilleros o muy anchos.
• Las camisas de cuello camisero y cuerpo de seda. Y si son con apliques, mejor. Camisas de manga larga, de aire masculino pero de caídas muy femeninas. Perfectas con los pantalones XXL de talle alto o con las minifaldas.
• Tachuelas doradas. En zapatos slippers de ante negro, que ya tengo de la temporada pasada. Pero también en todo. En todo todo. Hasta en el pijama si me pongo extrema.
• Lo mismo me pasa con las hebillas. Tanto en los botines como en los bolsos. Me parecen un adorno fantástico.
• Las lentejuelas con de mis perdiciones favoritas. Y más en una falda mini, combinada con un jersey de punto grueso, cuello a la caja y ochos.
• Un mono negro. Para escapara un poco de tanta saturación LBD.
• Por supuesto, los salones negros de ante. No me separo de ellos desde el invierno pasado. Y me alegra que este invierno sigan dando guerra. Hasta las piernas más complicadas se ven divinos con ellos.
• La variedad estupenda de pantalones de esta temporada me pone contenta. A los pitillo sumaré los anchos XXL de cintura alta, los tobilleros de corte baggy y recuperaré las bermudas de corte masculino.
• Y rescataré el vestido negro de cuero.

¿Lo que más me gusta? Que ya puede subir el IVA todo lo que quiera. Lo tengo ya todo de otras temporadas. Jurjur.

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