Cuando llevamos un mes entero yendo a la playa cada día, llega un momento en el que estamos más que aburridas de los vestidos de siempre, de los pareos, las camisetas… y necesitamos un nuevo aliciente estilístico. Algo que se puede solucionar con una simple vuelta al armario. Una mirada diferente a alguna de las prendas que tenemos colgadas en él, puede terminar con este hastío. Vamos a ver cómo vestir para ir a la playa saliéndonos de los cánones diarios.
Nuestra salvación puede estar en forma de un vestido de algodón, de tirantes, que no es más que ese recurso de marcas como American Vintage sacaron para solucionar el problema de las prendas transparentes, y que pronto las grandes cadenas de moda rápida, copiaron. Bien, esta prenda puede funcionar como vestido. Sobre todo, si lo tenemos en algún color pálido como el gris piedra o el nude. Y es más, nos puede sacar de más de un apuro. Por ejemplo:
- Para la playa. El vestidito así, con unas sandalias planas de tiras de tejido anudadas al tobillo. Un cesto de paja y un borsalino con cinta de color. Sin más aderezos.
- Para la noche. También es apto como vestido nocturno. Con unas sandalias gladiadoras de tacón, un mini bolso y una blazer nude, maxi. Si el vestido transparenta mucho, pues con un maxicardigan.
Y así hasta mil vidas. Porque de camisón tampoco funciona nada mal…
Besísimos.
No se te ocurra: los caftanes para la playa. Ya más propios de Sara Montiel que de cualquier otra persona, su vida está acabada. Quiero decir, la del caftan… Bastante han durado ya. Y mucho menos, si son esos de brillantitos variados en el escote: muerte súbita y repentita ya.
Los vestidos (y si son caftanes, peor aún) ultra cortísimos, con dos aberturas laterales que dejan nuestra celulitis al descubierto. Por favor, ¿a quién se le ha ocurrido semejante cosa?
Pantalones vaqueros a la playa. Y ya de paso, échate un plástico por encima y luego me cuentas qué tal la experiencia saunística.
Bolsos de piel. Vamos, que entiendo que tu Downtown te encante. Pero no te lo lleves a la playa.
Llevar logos hasta en el carnet de identidad. Bikini, gorra, carterita, bolsa de playa, vestido, chanclas… llenos de logos son más propios de mujer con cara brillante y enormes uñas de gel que de una señorita elegante.
Pulseras, collares, pendientes y todo tipo de abalorios para la playa. Ya no.
La pulserita del tobillo. Tuvo su momento. Pero yo ya la veo hasta pelín vulgar.
Lo encontrarás en: el vestido-remedio es de Zara. El conjunto de la derecha, de Masscob.