¿Cómo me lo pongo?: Las bodas

La temporada de bodas abarca el año entero. Es cada vez más común acudir a bodas en invierno. Lo cual es especialmente complicado para la mujer con eso de buscar ropa de abrigo, el vestido, las medias… Susana con el vestido lo tiene claro. Ahora desea ideas para darle un punto más personal.

El vestido de Susana es corto, de manga corta y con grandes cuellos redondos. Una pieza muy bonita en gris metalizado y negro. Susana quiere saber con qué colores combinarlo y que accesorios colocarle.

Sin duda, el negro es el color acierto. Según expreso deseo de Susana, no quiere que el negro sea el protagonista. Por eso, le recomendaría que si bien negro y gris son la base del conjunto, usase un tercer color como contrapunto, pero de modo muy sutil para que no se convierta en una fiesta del colorín loco. Por ejemplo, apostaría por el color morado (una especie de violeta oscuro, que esté más cerca del violeta que del negro). Según esto:

  • Para el frío, de las opciones que ella plantea (un abrigo de largo a media pantorrilla, negro; o una capa amplia, también negra y ribeteada en terciopelo) me quedaría obviamente con la capa. Para que no sentirse mayor con ella, el truco está en ponerle un broche grande en el hombro en el que enrolla finalmente. Como otras alternativas, una chaqueta de pelo, también en negro, de largo máximo a media cadera (el ideal: a la cintura, según el corte del vestido).
  • La media, negra y tupida.
  • El zapato, puede servir una sandalia en gris metalizado que Susana ya tiene. No pasa nada que el talón quede al aire, con la media tupida quedará bien igualmente. Y si no, un zapato en el tejido y color similar al vestido. Mejor no arriesgar en colores en este caso.
  • Si finalmente lleva la capa grande, quedará más juvenil una cartera de mano maxi, que no sea demasiado pequeña para no reforzar un look “señora en la ópera”.
  • El color vendrá con los complementos. Por ejemplo, los guantes, que serán morados, de piel. En tiendas especializadas en guantes como Guante Varadé siempre los tienen a la venta, todo el año. Y en el cabello: bien un tocado, o bien una horquilla de bisutería, grande, también en morado.

A veces, desear arriesgar y ser diferentes hace que olvidemos que la elegancia de la sobriedad y ese toque especial que tiene una prenda se diluya y caigamos de cabeza en el otro lado, el del terror visual.

Seguid tan guapas.

No se te ocurra: un abrigo a media pantorrilla. En general, salvo para mujeres muy altas y estilizadas, no favorece en absoluto.
Tampoco abrigos que cierren con cremalleras. Se verán demasiado informales. De elegir un abrigo, mejor que sea una pieza con un acabado más festivo. Por ejemplo, brocado.
Los guantes de punto jamás en la vida. Ni los de rejilla. Muy cabareteros para una boda.
Las medias sencillitas. No inventemos. La elegancia es una actitud. No la fiesta del arbolito. No eres un maniquí para llevar todo lo que tienes encima.
El peinado y el maquillaje es un complemento. En ocasiones será más recomendable prestar atención a eso y no a experimentos varios.
Los bolsos. Podemos llevar una cartera de mano larga. Es más, le pone un punto a una ceremonia de mañana (de noche no es tan aconsejable). Pero un bolso grande, jamás.
Gargantillas o collares. Con este vestido, no. En todo caso, un anillo o una pulsera. Y nótese ése “o una pulsera”. No te pongas todo a la vez.

Lo encontrarás en: el vestido de Susana es de Mónica Cordera. Los zapatos, de Pedro García.

* Con retraso, pero las circunstancias no me han dejado decirlo antes. Si queréis, podéis leer la entrevista que mi socia me hace en su blog. Y por cierto, estad atentas porque pronto dejará vernos (y comprar) MARAVILLAS que tiene en su vestidor…

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