Me encantan las invitadas de bodas de invierno. Si bien dan más quebraderos de cabeza (porque son más los complementos que hay que buscar), el resultado suele ser maravilloso. Andrea tendrá una en diciembre y para ello quiere usar un vestido de terciopelo negro de corte túnica, escote redondo y manga con volante. No quiere un conjunto soso, pero en absoluto se verá como tal.
Antes de nada, el tema del negro y las bodas. No pasa nada por ir de negro a una boda. Es cierto que no es el color más recomendable, pero es importante tener en cuenta dos factores: si la boda no es de nadie cercano o si siempre vas de negro, no tienes por qué renunciar a acudir vestida de este color. Además de que los accesorios van a jugar un papel muy importante para complementar el look.
El vestido de Andrea es de corte recto, tipo túnica. Ella comenta que en alguna ocasión lo ha puesto con un cinturón. Yo lo dejaría suelto (este año estos cortes sueltos funcionan muy bien) y explotaría el terciopelo al máximo, que es uno de los tejidos estrella de la temporada. Si no se ve bien con el vestido suelto, que elija un cinturón muy muy fino en dorado.
Los zapatos, estampados, con una media negra fina. Este año el calzado estampado es lo máximo. Vamos a concentrarnos en un look muy D&G, con flores. Los pendientes, grandes, exagerados, con flecos en rojo o mostaza (o pompones, o bolas grandes, pero exagerados). El bolso, negro como éste. Unos guantes en piel verde esmeralda, largos, que se fundan bajo las mangas del vestido. Y para el frío o bien un cuello ancho tipo estola, de pelo (en gris, mostaza o verde oscuro) para que así las mangas del vestido resalten; o un abrigo negro de corte recto o un abrigo de pelo.
Y el peinado, que no se olvide el peinado. Un moño bajo de raya al medio (si te favorece, si no, en tu estilo) para que resalten los pendientes. Labios marcados y ojos con eyeliner. Y una piel luminosa y sencilla.
Lo fundamental, la actitud. Creerte Monica Bellucci. Una Sofia Loren española, la reina del cotarro, la que parte el bacalao. La más divina.
No se te ocurra: botas, botines o similares para ir a una boda. Para esos inventos mi mente aún no está preparada.
Intenta que en tu look haya dos elementos llamativos, pero no más. Los demás, acompañan. No te conviertas en arbolito. No creas que por colgar más cosas de tu cuerpo irás más elegante.
Atención a las medias. Mejor optar siempre por la opción discreta. Ante la duda, la más sencilla siempre.
Tener miedo a la faja. La faja es vida. Eso sí, que no se te vea. Ojito con los largos de los vestidos y esa faja asomando cada vez que levantas las manos para bailar al ritmo de Pitbull y su Echa pa’llá.
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