De entre todas las entradas que conforman esta sección, la de las bodas es sin duda la más veces solicitada. Un evento que se sale de nuestra rutina habitual en el que además queremos destacar y a la vez sentirnos cómodas. Y más si se trata de una boda que emocionalmente nos haga especial ilusión.
Alguna que otra vez habéis comentado el hecho de que os gustaría que mostrase mi particular decisión sobre alguna situación concreta. Y como no soy dada a enseñarme por aquí, lo voy a hacer a través de mi propia elección para una boda en septiembre, muy especial para mí porque la que se casaba era mi mejor amiga.
El punto de partida fue un vestido muy sencillo, en color verde grisáceo, de manga corta y escote pico. Muy ligero y con un aire bastante romántico. La dificultad residía en con qué combinarlo, puesto que el color tan lavado resultaría demasiado soso. Por lo que era necesario enriquecerlo con todo lo demás.
El nude fue el color complementario elegido. Se mantenía la gama de colores empolvados pero como contraste al frío del fondo del vestido.
Como la boda era en Galicia, una chaqueta de cuello a la caja y manga francesa, en nude, con paillettes, ribeteada en organza deshilachada y forrada en satén, por si la noche caía fresquita.
Si el nude fue la elección complementaria, el dorado servía para reforzarlo. Y estaba presente en la cartera de mano (de cocodrilo nude y dorado, pequeña y rígida) y en los zapatos: unas sandalias con tira al tobillo, en cuero natural y dorado.
El conjunto estaba listo. Con equilibrio cromático, perfectamente combinado. Y así podría funcionar estupendamente. Pero si queremos convertir un estilismo correcto en un estilismo estrella es necesario dar el golpe de efecto con algo más espectacular. Y los tocados son la opción más efectiva.
Tocado de la colección Musas de El Jardín de Lulaila. Clic para verlo más grande.
En mi caso, me decanté por uno de nuestros tocados de la nueva colección Musas de El Jardín de Lulaila. Un casquete con plumas de avestruz también en nude (como continuidad), unas ramas de lavanda (que conectaban con el fondo del vestido) y una enorme dalia como protagonista. El maquillaje acompañaba al protagonismo de la dalia: muy limpio y sólo con los labios como protagonistas.
Este tocado es sólo un aperitivo de la nueva colección que pronto vais a ver. Y más sorpresas con lo que viene.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: si lo que quieres es que brille tu tocado, que lo demás lo apoye, pero que no le robe el protagonismo. Pasar de elegante a cuadro es un solo paso.
Los tocados pueden llevarse tanto de día como de noche. Eso sí, con vestidos largos es más complicado que encaje uno, y en todo caso, sería siempre pequeño.
Cuidado con los vestidos largos. Es muy fácil que nos hagan parecer mayores. Elígelos siempre en tejidos livianos, y con cortes actuales.
Lo mismo con los recogidos. Demasiado repeinadas y con superelaborados recogidos es muy fácil que aparentemos más edad de la que tenemos.
Nunca sedas salvajes ni similares.
Los chales para las bodas están muertos. Hay mil opciones sin tener que caer en el chal.
Si vamos a llevar sandalias, nos olvidamos de las medias totalmente. Si no hace frío para las sandalias, tampoco lo hará para las medias.
Eso de llevar vestido largo y como no se ve, cometer atrocidades por debajo, ni de broma. Si el vestido largo es de verano, no llevo medias tupidas ni en mis peores sueños ni pesadillas.
Lo encontrarás en: el vestido es de Comptoir des Cotonniers. La chaqueta, de Sfera. Las sandalias de Chloé. El tocado, de la nueva colección de El Jardín de Lulaila. Pide el tuyo en atelier@eljardindelulaila.es