En algunos lugares de España parece que el verano se resiste a marcharse. Temperaturas maravillosas, más propias de agosto que de octubre, nos invitan a alargar las tardes sentadas en el jardín, conversando, leyendo o simplemente viendo cómo se van pasando los minutos. Como tantas de las que estáis leyendo esto y os sentís identificadas, Begoña quiere aprovechar estos momentos de otoño cálido al máximo. De las tardes de temperatura agradable, de porche.
Las tardes fresquitas exigen un atuendo que resulte cómodo y que nos proteja del frío. De otro modo no podremos sentirnos del todo bien. Las alternativas podrían ser:
- Un blusón de algodón, con cinturón o ceñido bajo el pecho, con un legging de algodón y unas deportivas como el modelo Joc de Munich.
- Un jersey tipo poncho, de punto, amplio con un vaquero recto y un zapato plano, de ante y suela de goma, como los del modelo Arigato de Vialis.
- Una camiseta de algodón orgánico amplia, con un maxicardigan de punto y un baggy pant, también con deportivas.
- Un vestido largo, con un maxicardigan y zuecos de madera.
Los complementos ideales… un zumo de tomate y un buen libro. O nuestra gente, con la que siempre se está bien.
Besísimos.
No se te ocurra: enjoyarte. A no ser que te vaya el estilo esposa-de-narco al estilo “Sin tetas no hay paraíso”.
Está bien que aproveches ropa que no te pones… pero hasta cierto punto. Eso de estar con el minivestido lentejueli, como que no.
Tacones. Y menos en un área en la que hay césped.
El chándal. Y me da igual que os revolucionéis. El chándal es única y exclusivamente para hacer deporte. Lo que no entiendo es que siempre se revolucionan precisamente las que hacen deporte…
Sentarse en el jardín con el pijama. No me seáis marranillas… que luego se va una a la cama con el pulgón del rosal encima.
Lo encontrarás en: la imagen de arriba es de Day Birger et Mikkelsen.
Y no me podía despedir hoy sin daros las GRACIAS. Así, en mayúscula. Gracias por vuestras palabras de apoyo, de ánimo, de felicidad compartida. Gracias. Y en especial, gracias a María, por esto. ¡Eres un encanto!
Espero que este proyecto que Marta y yo comenzamos juntas crezca y sea la mitad de grande que vosotras. Que entonces, ya será mucho.