Queridas amigas: de todas es ya sabido (creo que lo he repetido hasta el aburrimiento) que hay que tener una gabardina en el armario. Porque si bien no es una pieza que abrigue, es ideal para cuando empieza a hacer menos frío pero de repente -oh-my-God-llueve-y-ahora-qué-. Pero es que además, esta temporada viene pisando fuerte, pisando fuerte en una modalidad algo más larga y que te va a dar mucho juego como alternativa a cazadora vaquera, blazer o a perfectos de piel: el trench fluido.
Llamémosle trench o gabardina, que para los efectos es lo mismo. La tendencia de esta temporada es en su versión más larga (sobrepasando la rodilla, como a media pantorrilla), en un tejido fluido (tipo satén o crepe) y en colores claros (tanto el clásico gabardina como los marfiles). Es muy agradecido y funciona igualmente bien con un vestido en aires más sofisticados, como en los más informales de vaquero tobillero roto y jersey fino de punto.
Es mucho más favorecedor si no lo atas a la cintura (sobre todo si la cadera no es tu fuerte), dejándolo caer a los lados. Y es un aliado maravilloso con pantalones tipo baggy en colores muy claros (de los que marcan de todo… y si tenemos las partes traseras ligeramente acolchadas con esta prenda no tenemos por qué renunciar a ellos). Además, para esos eventos primaverales (como las comuniones) en los que de repente amanece nublado/lloviendo/o con frío te salvará con estilo del pánico repentino.
No se te ocurra: la altura de cada una es fundamental. No lo lleves nunca más abajo de cuatros dedos bajo la rodilla si eres de las bajitas. Pero no significa que tengas que renunciar a él. Es un cuestión de proporción. Busca el que se adapte a la tuya.
Por favor, siempre prendas de la talla de cada una. Es tan feo ir embutida como pasarse de talla y parecer un saco. O que has encogido. O que estás encogiendo. Arregla las mangas si te va largo. El bajo si ídem. Pero no mutes en Melanie Griffith en alguna de sus pelis ochenteras. NO A LA TALA.
Atención amigas al cutrerío. Intenta que si es de los low cost (barato de toda la vida, pero parece como que duele menos decir “mari, es low cost”) que se vea aparente. El satén de ese que se engancha en los dedos aléjalo de ti como si de Satanás se tratase.
No te obceques con las tiendas de siempre y lánzate a las tiendas vintage, de segunda mano y mercadillos. Este tipo de prenda ya ha existido y está volviendo. Así que seguro que encuentras alguno por los caminos inexcrutables del señor.
Lo encontrarás en: el de la izquierda es de Massimo Dutti. El de la derecha, más económico, de H&M.