
Si hablamos de armario, de fondo de armario, todavía se vuelve más imprescindible, si además de ser negro, es un vestido. Un vestido negro para toda la vida. Una especie de básico que nos salva en una cena, una recepción, una fiesta, un cóctel o un evento de trabajo. En la actualidad, hasta es admisible en una boda. Incluso es útil para ir a trabajar cualquier día. Uno de esos en los que estamos poco creativas y no sabemos que ponernos. Hablo de un único vestido negro, porque el resto del trabajo, lo harán nuestro complementos.
Por lo tanto, para comenzar la semana como un buen lunes se merece (muy negro), hablaremos de las múltiples posibilidades de un vestido negro.
Lo primero y fundamental es hacernos con un vestido que nos encante. Que se adapte a nuestro cuerpo, a nuestra fisonomía. Que nos resulte cómodo y vaya con nuestro estilo. Puede ser corto, con vuelo, entallado y a la rodilla, con mangas, escote uve, halter, palabra de honor, de tirantes, cruzado… De algodón, de seda, de viscosa… Miles de opciones posibles. En las fotografías superiores tenemos una opción en algodón, sin mangas, escote barco, largo a la rodilla y entallado. Un Audrey. A la derecha, en viscosa, sin mangas, escote uve, cruzado en la parte delantera y con algo de vuelo. Un Sarah Jessica. Dos estilos diferentes.

Si nos decantamos por un Sarah Jessica, tendremos el trabajo casi hecho. Todo glamour. Un vestido trabajado, con detalles que lo hacen diferente (pequeños drapeados, cierres, cinturones, tablas o costuras resaltadas) obliga a que los complementos sean simples accesorios para resaltar su belleza, y no cargársela. En este caso, unos bonitos zapatos estilo peep toe, incluso los stilettos que todo el mundo quiere desterrar (pero que yo considero que son magníficos cuando buscamos un toque clásico sin perder elegancia) y una maxi cartera de piel. Si no nos gusta arriesgar, los zapatos pueden ser monocromos, incluso negros. Pero podemos ponerle unos bonitos zapatos estampados (o floreados, que esta primavera-verano vienen con mucha fuerza). Démosle protagonismo también a los pendientes. Y si se nos antoja, una bufanda de seda o un foulard de colores brillantes puede darnos un toque diferente y muy personal.
La petite robe noire (Cocó Chanel -pas moi- dixit) siempre estará presente. Así que hagámosle hueco en nuestro armario porque en cuanto llegue, querrá quedarse para siempre.
No se te ocurra: invertir en un vestido negro que no consideres que vaya a permanecer.
Hacerte con uno que no se adecúe a tus posibilidades corporales. Te arrepentirás cada vez que lo veas. Y nunca te sacará de ningún apuro.
Sobrecargarlo de complementos. No te pongas los collares, las pulseras, los pendientes, los foulard, las medias de colores, los tacones y el bolso. A no ser que estés preparando las oposiciones a perchero.
Llevarlo con leggins. Lo siento, ya conocéis mi aversión hacia esta prenda. Considero que le restará elegancia.
Medias con relieves. Menos todavía si el zapato es estampado.
Lo encontrarás en: el de la izquierda es de H&M. El de la derecha, de Roberto Verino. También en Bimba&Lola, Purificación García, Zara, Massimo Dutti, Diane Furstenberg, Beachcouture o Christian Dior. Para todos los bolsillos.
Los zapatos de la fotografía son de Alima.


