La venero. Ante Tita Cervera o Tita Thyssen me quitaría el sombrero y me arrodillaría. Admiro su particular estilo personal que defiendo desde hace años, y admiro todo lo que ha conseguido. Entre otras cosas, ser la propietaria de una de las grandes colecciones privadas de arte, con museo incluido. Pero lo que más admiro de todo, es que viva tan paralelamente al mundo.
Si algo siempre la ha acompañado ha sido su sonrisa. Aunque la mayor parte de la gente conoce su lado más frívolo, de múltiples matrimonios, viuda de forrado alemán y con niño sin padre reconocido; Carmen Cervera es una mujer sumamente educada. Domina varios idiomas y tiene un alto nivel cultural, a pesar de que la gente la considere simplemente extravagante.
Yo en cambio creo que es adorable. Magnífica. Reina del brillo, de la joya grande, de las pieles y del look a medio camino entre Ibiza y Marbella la grande (no la de ahora, que ha caído un poquito en la horteridad supina), Tita sabe llevar como nadie el total white veraniego o el peinado “yo misma me lo hago y me queda muy natural”. Su fondo de armario envidiable (que además puede lucir porque siempre tiene un montón de recepciones) se compone de extraordinarios vestidos de fiesta, trajes de chaqueta, abrigos de pieles, zapatos infinitos y bolsos. Claro está, que cada una lo combinaríamos de mil maneras diferentes… pero yo, qué queréis que os diga. En ella lo veo todo fenomenal.