Mi día B: Complementos

Os hablé de mi tocado que sustituía al tradicional velo. Pero fueron más los complementos que hubo… y los que no estuvieron.

Entre los que hubo, los zapatos. Miles de zapatos y de zapaterías pasaron ante mis ojos. Pero no los quería blancos. Tampoco podían ser de colores porque no iban con el estilo del vestido. No los buscaba muy altos y en cambio los escaparates estaban llenos de colecciones de taconazos imposibles y ese día, de alturas nada, que un entorno de piedra y campo no es apto para una torpe con tendencia a caerse por los rincones como soy yo. Nada de sandalias, ni pedrería… en fin. Hubo un momento en el que pensé que no los encontraría nunca. Hasta que de casualidad, y sin buscarlos, encontré los que finalmente fueron. Altura ideal. Tacón comodísimo. En plata gastada. Clásicos y ponibles afterboda. De Sacha London a un precio fantástico.


Lo que no hubo fue liga. Ni medias. Pero sí guantes. Me fascinan los guantes así que no renuncié a ellos en ese día. Un guante midi, de piel blanca, maravillosos.

Ya falta menos para el vestido. Lo prometo.

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