Hace unos días, una de mis estilarias (@alicantinita1122) me comentaba que se acababa de cortar el pelo y que ahora no se veía favorecida con pendientes grandes. Este invierno continúa la saga de pendientes de flecos, pompones y en tamaños grandes; tal y como vimos en verano. Pero tener el pelo corto no es en absoluto una limitación para seguir llevándolos.
Es cierto que al principio resulta raro verse con pendientes grandes y el cuello descubierto. Pero también es igualmente verdad que llevar el cuello descubierto permite lucir las piezas mucho mejor.
Esta temporada hay montones de variedades de pendientes, así que va a ser muy sencillo elegir los adecuados. Todo va en función del tipo de rostro que tengamos.
- Si nuestra cara es lo conocido como “menudita” (pequeñita, delgadita) entonces es recomendable elegir los que, aunque grandes (siempre hablamos de piezas grandes) sean en forma redonda. Como los aros adornados, los que tienen una pieza redonda de la que salen flecos o pompones, los que van más pegados a la oreja y llenos de pedrería… para conseguir de este modo darle algo más de volumen al rostro.
- Si nuestra cara es ovalada (no es redonda, pero tampoco es angulosa) entonces nos podemos permitir lo que nos dé la gana. Cualquier modelo de pendientes nos irán bien. Otro asunto es que nos sintamos cómodas o nos veamos raras, pero podremos llevar los que nos apetezcan.
- Si nuestra cara es angulosa, con la mandíbula marcada, redonda o ancha; entonces el recurso de los largos (los que son flecos colgando, piezas una bajo la otra, bolitas colgando en ristra, etc) cualquiera que quede alargado, nos favorecerá más. De este modo, ganamos verticalidad en el rostro.
- Si tu cara es alargada (finita y larga) entonces elígelos más pegados a la oreja. Los demasiado largos y verticales van a potenciar precisamente tu verticalidad, por lo que tienes que buscar lo contrario. Pendientes redondos (tipo aro) si los quieres largos. Aunque lo recomendable son siempre pegados a la oreja. Todo lo aparatosos que quieras, pero mejor pegados a la oreja.
No se te ocurra: ojo a los cutreríos. Acabar con las orejas hechas un escándalo, los agujeros estropeados, aguantar peso innecesario… bisutería, sí. Pero como diría mi querida y añorada Marujita Díaz, mejor siempre charcutería fina. Que aunque sea barata, que tenga un mínimo de calidad.
Joyerío y chándal. Cada cosa en su momento. Yo hay cosas que no termino de ver. No me pienso subir al carro de determinadas moderneces. Y las joyas y el chándal no van conmigo.
Pendientazos y gargantillón. Elijamos. No te coloques el joyero todo encima. Es muy, es muy… no sé cómo decirlo. LO PEOR.
El quiero y no puedo. Me encantan los flecos, los pompones, las chapas de metales, las piedras de colores… todo tipo de combinaciones en bisutería. Hay miles de opciones, y todas maravillosas. Pero no soporto el tema joyerío falso. Esos pendientes cuajados de diamantes más falsos que Judas. NO LO VEO.
Lo encontrarás en: los pendientes de la izquierda son de Zara. Los de la derecha, de River Island en Asos.