La semana que viene habrá afortunados que comiencen a disfrutar de sus vacaciones. Y los habrá aún más afortunados que las aprovechen dejando un poco de lado la rutina urbana. Bien con un viaje, bien con una escapada. De las múltiples opciones de escapada que existen, hemos tratado ya las urbanas, las que tienen como destino entornos nevados, incluso hemos hablado de cómo viajar cómoda en un avión. De todas las posibles escapadas que existen, hay una maravillosa y con la que cargamos nuestras pilas estupendamente. Son los fines de semana en casas rurales. Es conveniente también, saber cómo vestirse de manera adecuada para disfrutar del campo sin dejar de ser chic. Sin necesidad de viajar con la colección de baúles de Louis Vuitton al completo. Así que, como colofón a esta semana que al fin termina, veremos cómo vestir de manera apropiada en un fin de semana de turismo rural.
El campo. Nos proporciona sensación de libertad, frescura, tranquilidad, silencio. También otras cosas como barro, hierba, animales y sus excrementos, piedras y ausencia de asfalto cómodo para nuestros tacones. Conocer el entorno y adaptarnos a él será la clave inicial para traernos un gran recuerdo de vuelta.
La maleta que nos llevemos estará básicamente compuesta por:
- un minivestido de punto como el de la fotografía de la izquierda, para combinar con unos leggins de algodón de color negro, y botas amazona de piel negra, sin charoles ni brillos ni tacón. Como complemento cierre, una boina de paño de color negro.
- una camisa de cuadros y manga francesa, con una chaqueta de punto grueso, pantalón vaquero pitillo y unas katiuskas. No te olvides de unos calcetines de algodón. Las katiuskas son muy bonitas y originales, pero no transpiran.
Meterás además, alguna pashmina o bufanda, según la temperatura del lugar. Guantes si se diera el caso. El bolso será de nuevo bandolera, estilo bolsa en loneta o algodón. Muy bonitos en Massimo Dutti y magníficos los de Kipling. Por seguridad, mete también un vaquero de más (por si se moja en esos resbalones inoportunos) y un par de jerseys de vuello cuelto. Los de punto grueso son muy coquetos. Un par de camisetas de algodón y fin de las prendas.
Como abrigo, un chaquetón de piel forrado por dentro es ideal. También útil un chaquetón de paño con doble abotonadura frontal. Y si el tiempo está de lluvia, una parka siempre es un acierto. Mi debilidad son las Peuterey. Siempre con el objetivo de pasarlo bien, de sentirnos cómodas para poder disfrutar en toda su amplitud, de los maravillosos paseos por el campo, de los ríos, de los animales. Aunque por desgracia, animales hay en todos los sitios.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: tacones. Esa visión de los taconcitos llenos de tierra y hierbajos es de lo más horrible y cutre.
Charoles, vinilos, lúrex y cualquier otro material que brille. Puede incluso que en algún momento de sol podamos provocar, sin querer, algún incendio. Si los famosos de la famosa isla pueden con sólo una piedrita de yesca, tú también podrás.
Llevarte tu Aire de Loewe. El bolso cómodo y adecuado no es aquel que más caro te ha costado. Mejor si no lo llevas al hombro.
Cargar la maleta de vestiditos, tacones, carteras de mano. No creo que haya demasiados restaurantes chic que conocer. Y si lo que quieres es que tu chico/a te vea estupenda, llena la maleta de ropa interior magnífica. Ocupa menos y sorprende más.
Tampoco te hará falta extramaquillarte ni llenarte de pendientes, pulseras y collares. Dosifícalos.
Ponerte un trench. No es el momento adecuado. Mejor una parka. Y si no, un chaquetón.
Lo encontrarás en: el minivestido es de Joo-ri. Las katiuskas (además de las Hunter) son ideales las de Jocomomola o las de Tatoosh.