Además del cambio de armario, el cambio de estación tiene otra pesadilla: el entretiempo. Un concepto que además nada tiene que ver en función de en dónde vivamos, ya que esta España mía esta España nuestra tiene un amplio abanico de vaivenes térmicos para todos los gustos y disgustos. Así que el de hoy, es un post específico para el norte o para esas localidades en las que el fresquito se resiste a marcharse con tanta rapidez.
Los días normalmente amanecen fríos, con niebla, con algo de lluvia… y a lo largo de la mañana suele despejar para que luego a la caída del sol, vuelva el fresco. Esto es una tónica habitual y no solo en primavera. Con estas premisas vamos a definir un buen armario de entretiempo para el norte:
- Lo primero es pensar en prendas exteriores. Necesitaras unas cuantas para variar (y además, podrás seguir usándolas en verano) y combinar. Estupendo (además del trench) tener una cazadora de piel o similar (mejor de piel y no de ante. Si llovizna el ante te va a limitar), tanto en corte biker, chaqueta o perfecto. La que más se adapte a tu estilo. Una parka fina para momentos más informales. Un abrigo tres cuartos tipo levita (que se acopla a todo: formal e informal), un blazer (según tu estilo puede ser entallada o maxi) y si lo tuyo es más lo informal, incorpora también una cazadora vaquera.
- Los foulard. El fresquito siempre es más llevadero con el cuello abrigado. Busca al menos dos o tres que coordinen con tu ropa del armario. Es un toque con encanto para poder deshacerte del jersey del cuello vuelto (lo siento, es primavera) sin tener que terminar más afónica que una folclórica trasnochada.
- Zapatos cerrados. Tanto los mocasines, los tipo inglés de cordones, las bailarinas y slippers, los salones de tacón cuadrado o las botas cortas; como los destalonados en forma de babucha, con tacón o mules. Aprovecha para ir deshaciéndote de los calcetines e ir acostumbrándote a enseñar piel.
- La manga larga y francesa. Larga algo remangada y si no, francesa. En camisas, blusas y camisetas. Siempre una camisa blanca, una de rayas marineras, una camiseta básica blanca en algodón orgánico algo XL y una camisa o blusa de rayas en celeste y blanco.
- Pantalones. Tobilleros pitillo y culottes son lo mejor para ir pasando la transición.
- El punto. Tanto los jerseys de punto fino (para combinar con camisetas de escote pico o tirantes) como los cardigan (ideales de apoyo bajo la prenda exterior. Truquito para ir mona sin morir congelada). Añado además, las prendas tipo sudadera. Según el estilo, son un básico estupendo.
- Vestidos. Ideales tipo camisero o con un tejido con más cuerpo que los de verano-verano. Para ir abriendo boca.
- Y luego tus complementos: un bolso, renovar algún colgante, alguna gargantilla fina, un brazalete, un reloj bonito… y a correr.
No se te ocurra: ojo ojo que ya te veo oyendo PUNTO y CAMISETAS y arrasando por las tiendas de la ciudad. No te pases. Alguna está bien, once millones de lo mismo, no. O acabarás siempre vestida igual y agobiada por ello.
Las camisas blancas necesitan renovación. Por mucho que la muchacha del anuncio de lejía y sucedáneos se empeñe en que oh milagro te va a quedar como nueva, el viejunismo es el viejunismo. En cuanto esté rozada, fuera. Adiós. Por otro lado, a mí particularmente me gustan las de corte oversize, algo masculinas. Más que las entalladitas tan de los 90. Eso y un choker y ya puedes ponerte a bailar por Smash Mouths como si no hubiera un mañana.
Si todavía no hace calor suficiente, no agobies el armario con prendas que aún no te podrás poner. Vete haciendo la transición paulatina. Aprovecharás mejor tus conjuntos, disfrutarás más y te vestirás mejor.
Los bolsos también viven los cambios de temporada. Es hora de sacar más partido a los camel, cueros, colores naturales, azul claro… Y de guardar los negros salvo si son pequeñitos tipo camera bag (el bolsito cruzado pequeño de toda la vida. Pero ¿a que te has quedado muerta con el palabro?)
Lo encontrarás en: ambas imágenes son de Massimo Dutti. Una aquíy la otra, aquí.