Hace algunos días, @delunaresylunas preguntaba alguna recomendación para tener a punto los pies ahora que llega el momento de airearlos en todo su esplendor. Así que vayan aquí mis rutinas para ello. Que no es que sean el Evangelio, pero sí lo que a mí me funciona.
Lo primero de todo: los milagros no existen. Lo fundamental es la constancia continua. Durante todo el año (todo, incluso en invierno), hidrato los pies cada noche antes de meterme en la cama. Todos los días. Sin excepción. Si abandonamos los talones a su albedrío loco durante el largo invierno, cuando en mayo los saquemos a pasear nos hará falta una rotaflex como mínimo. Así que mejor mimarlos durante todo el año.
Lo segundo es que yo os voy a decir lo que yo hago. Es decir, me los arreglo siempre en casa. No me gusta que me los hagan en centros de estética ni en clínicas de podología. Es una manía personal. Así que no puedo recomendaros sitios ni tratamientos porque lo mío es todo casero.
Mi rutina es la siguiente:
- Cada noche, sin excepción, aplico una crema hidratante con un masaje. Justo antes de meterme en la cama. Mi preferida sin duda es Crema belleza para los pies de Caudalíe.
- Una vez a la semana o cada dos (depende del crecimiento de las uñas), retiro el esmalte (los pies los llevo pintados todo el año. Solo dejo descansar las uñas una semana cada tres meses más o menos) y les doy un baño. Esto es:
- Preparo agua caliente con jabón en un barreño. Los sumerjo y los dejo unos minutos. Los exfolío (con el exfoliante del cuerpo o con éste de Yves Rocher que también me gusta mucho) con un masajito para retirar células muertas.
- Los vuelvo a sumergir y luego los seco y corto las uñas, retiro células muertas y echo para abajo las cutículas con un palito de naranjo (nunca las corto) y con una lima ancha (en Mercadona las tienen), plana, froto los talones para que se queden suavitos. Es importante que sea una lima plana, nada de esos aparatitos que rascan, que son demasiado agresivos; y los vuelvo a sumergir un minuto.
- Luego los seco, limo las uñas e hidrato. Y ya puedo pintar primero con una capa transparente para que no amarillee la uña y luego la laca y el top coat.
Cuando los pies están más maltratados (a mediados de verano, por ejemplo) y tengo tiempo (el proceso anterior lo hago en 10 minutos, no tengo tiempo para recrearme más) entonces preparo un baño de leche. Leche normal y corriente. Los sumerjo unos 5 o 10 minutos en leche templada y se quedan como el culito de un bebé.
Pero básicamente y como en todo esto de la belleza corporal, lo único que realmente funciona es la constancia. Si cada día les prestas atención, aunque sea invierno, lo vas a notar. Y en verano, no perdones la crema intensiva al volver de la playa. La arena es muy agresiva y los deteriora. Así que aunque sea tarde y estés cansada, siempre siempre, manita de crema antes de dormir.
No se te ocurra: talones bravos. Si llegas a ese punto, hay sitios en los que te pueden echar una mano a los pies. Pero nada de llevarlos con dos o tras capas de cemento armado.
Hay pies más propensos que otros a la durezas, porque también influye la manera de pisar y el tipo de trabajo (más horas de pie, más sufren los ídem). Si es así, busca tratamientos hidratantes más intensivos (como la Ureadin Podos) y acude una vez al mes a un centro especializado.
Y si con todo, tus pies son de mármol, pues no enseñes los talones. Hay multitud de zapatos interesantes, nadie te obliga a tener que llevar sandalias. Pero esas uñas salidas del mesozoico o esos talones de lomo de rinoceronte no se pueden enseñar alegremente. No confundamos el “al que no le guste que no mire” o “no tengo complejos” con higiene, por favor de mi vida. Que llenamos el monte de orégano y nos quedamos tan anchas y NO.