Creo que mi obsesión por los pies presentables y bien hidratados ha quedado patente en más de una ocasión. Sea verano o sea invierno, debemos llevarlos siempre impecables. Hay cremas estupendas, hay exfoliantes, hay centros de estética para conseguir que estén estupendos. Pero también hay trucos caseritos. Como el de la leche.
Para que los pies estén suaves, muy suaves, y las uñas vuelvan a lucir rosaditas, no viene nada mal de vez en cuando sumergirlos en leche de vaca, entera y templada. Para ello, calentamos (sin llegar a hervir) un litro de leche entera y dejamos los pies en remojo alrededor de 20 minutos. Después continuamos con el proceso habitual. Y se nota.
Es baratito, gustosito, y funciona. Ya me contaréis.