El pantalón pitillo es ya un clásico imprescindible en pantalones, también llamados slim. Más o menos tobilleros, pero siempre pegados a la pierna y con tejido elástico. Rara es la española que no tiene un pantalón pitillo (o un muestrario completo de ellos) en el armario.
· Son muy favorecedores y se adaptan a todas las siluetas. Si dejas el tobillo al aire, aún estilizan más.
· Si tienes mucho muslo, úsalos siempre y cuando los acompañes de prendas superiores algo más largas y en juego visual de asimetría (por ejemplo, una camisa por fuera más larga que la chaqueta).
· Si tienes las rodillas hacia dentro o muy separadas y no te apetece que se noten, evítalos porque se marcarán más ópticamente.
El largo adecuado es hasta donde empieza el empeine. Independientemente del calzado que le pongas (se acoplan a todo, desde lo más arreglado a lo más informal). Evita dejarlos con innumerables arrugas abajo porque estropearán tu figura visualmente.
Cuidado con los tejidos. Al ir tan pegados al cuerpo es preferible que no sean demasiado finos. Y si quieres que disimulen defectillos o que levanten tu culete, búscalos en modo push-up.
Los skinny son los más pegados al cuerpo, casi como una segunda piel.