Estar embarazada está claro que supone un cambio físico importante y que afecta al momento de vestir. Pero sin embargo, el momento del postparto y la lactancia se torna especialmente difícil en esta materia. A los cambios corporales (y eso de que se supone ya no tenemos barriga y por tanto deberíamos entrar en la ropa anterior… y no) se une quizás, la lactancia (para las que puedan u opten por ella) y sus exigencias de comodidad para no tener que estar desnudándose cada dos horas; y las hormonas. Las terribles hormonas que nos tienen en modo montaña rusa y en un continuo NO para nuestra imagen del espejo. Y queridas estilarias, hay que luchar contra eso. Porque a pesar del cansancio, la falta de sueño y los cambios físicos, seguimos siendo igual de divinas. Es solo cuestión de cambiar el chip, de adaptarnos a las nuevas exigencias y de encontrar nuestro nuevo lugar en tema de estilo. Por supuesto exige un pequeño esfuerzo por nuestra parte. Es complicado no caer en la dejadez, en el pasar de arreglarse, en el uniforme continuo. Porque aunque creamos que no, vernos bien ayuda a todo lo demás. Mucho más de lo que pensamos.
Pues bien, discursos aparte, Águeda se encuentra en ese momento de postparto y lactancia. Y no encuentra esos recursos bonitos para verse con gracia en el día a día. Así que vamos a ver opciones.
En el caso de Águeda hay dos determinantes: curvas y una talla de pecho poderosa. Así que por comodidad, le aconsejo prendas con botones delanteros para poder “desenfundar” siempre que haga falta y porque no van pegadas al cuerpo. Por lo que ayudan a disimular tallas. Recursos como las rayas verticales (que estilizan) o los fruncidos en forma de pliegues o lazadas (para barriguitas y flojedades que irán volviendo a su sitio) o echar mano de kimonos y chaquetas de punto que disimulan perfiles.
Como ideas:
- Los vestidos wrap-dress, los que van alrededor del cuerpo. Tienen abertura en el escote y además, suelen disimular las barriguitas si los elegimos con la lazada lateral y algo de pliegue.
- Un kimono + blusa tipo túnica + culotte o pitillo. La blusa por fuera disimula y el kimono difumina los contornos de cintura y cadera y brazos.
- Las túnicas de botones frontales que se pueden poner como vestido o como blusa con unos pantalones estrechos y tobilleros.
- Blusa + pantalones anchos que cierran con lazada. Llevan pliegues, por lo que son muy agradecidos con las siluetas.
El truco más fácil para sentir que una conserva su estilo, son los zapatos. Planos (si nos resultan más cómodos por tema carrito) pero con su punto: babuchas y mules que con cualquiera de los conjuntos anteriores crean un look tendencia, cómodo, disimulante y sobre todo, con mucho estilo.
No se te ocurra: básicos anodinos. Camiseta + vaquero no es lo mismo que una camiseta de algodón orgánico + pitillo remangado en los tobillos + babuchas estampadas. O top + pantalón ancho no es lo mismo que top + pantalón ancho tipo culotte + mules de ante. Trata siempre de salir de tu zona de confort, de mirarte desde cero.
Intentar seguir vistiendo como lo hacías. Tu cuerpo ha cambiado, pero aunque no lo notes, tú también has cambiado. Así que mírate de nuevo al espejo y saluda a esa desconocida que te saluda. Esa nueva mujer a la que tienes que vestir. Si haces este ejercicio, encontrarás tu estilo. Si pretendes quedarte en el pasado, te resultará más complicado y siempre te sentirás fuera de lugar.
Acomplejarte. Para nada. Estás bellísima. Aunque tus hormonas no te lo dejen ver, estás preciosa. Tu piel está como nunca. Y tu cuerpo necesita tiempo. Mímalo, no lo agobies. Adáptate a tu nuevo yo. Y te empezarás a encontrar bien y a disfrutar de nuevo de vestirte.
Lo encontrarás en: todo es de Mango.El primero, el segundo yel tercero.