Este vestido de inspiración años 20 no es mío, es de ModaElle. Hace dos temporadas que cuelga en su armario, pero aún en modo museo: con la etiqueta. En su momento cayó rendida a sus pies pero no ve la ocasión ni la manera de sacarle partido. Veamos cómo podemos ayudarla.
El vestido en cuestión es una pieza complicada en color champagne con una gasa color topo que lo recubre. Los botones delanteros son perlitas y cierran con una tira de terciopelo. Además, el escote está adornado con encaje marrón y gasa, así como las mangas; y la cadera se marca con una tira marrón chocolate. Muy completo. El problema de elementos como éste está en que al tener tanta variedad de detalles, nos parecen excasivamente arreglados para un día a día. Difíciles de combinar y sacar partido, debemos encontrarle la óptica adecuada. Sin embargo, nos podría solucionar:
- Una boda o evento similar en primavera-verano. Para ello, lo combinaremos con un zapato de tacón verde caqui o tostado, con pulsera, estilo años 20 (que es el que destila el vestido). Un peinado muy sencillo, estilo coleta baja con el cabello muy pegado a la cabeza y un bolso de cadenita vintage. Los complementos serán muy discretos, ya que el protagonista ha de ser el vestido. Por eso, unos pendientes pequeños, de perla, serán suficiente.
- Una cena o evento similar en invierno. Un día especial en el que nos apetece arreglarnos más. Para ello, le pondremos media tupida color topo con una bailarina de pulsera, también válida con algo de tacón. Un abrigo manga amplia, francesa, de gran solapa o cuello chimenea y el cierre ideal lo pondrá un sombrero tipo casquete en verde caqui o marrón chocolate. Lo mismo con los accesorios: con medida.
- Para un día a día más atrevido en invierno. Una manera de socializarlo puede ser con media tupida, botín de cordones con poco tacón y gruesa chaqueta de punto, lisa, sin ni siquiera botones, larga.
- Para un día a día. La mejor manera de rentabilizarlo será con un jersey de punto y cuello algo pico, color marrón chocolate y largo a la cadera. Se pondrá sobre el vestido de manera que se vea la lazada, el cuello y el incio de los botones y que el vestido funcione bajo el jersey como una especie de blusa con falda. Para cerrar este aire bohemio, le coloco unas botas de caña alta con cordones delanteros.
La gran rentabilidad de este vestido viene de la mano de su uso para eventos en primavera-verano-otoño-invierno, ya que con sólo una media y un zapato se adapta a los cambios de temperatura sin problema. Eso sí, cuidado con las piezas demasiado ornamentadas: se nos vuelven repetitivas a la lavista y son difíciles de combinar.
Seguid tan guapas.
No se te ocurra: llevarlo con las tiras de terciopelo colgando y los botones abiertos. Ha de ir cerrado y con la lazada hecha, ya que ahí está parte de gracia del vestido.
Recargarte en exceso. El vestido por sí mismo ya tienen todos los aderezos necesarios.
Tachuelas. Hacerlo más ponible no significa mezclar peras con manzanas.
Lo mismo con deportivas. Ni loca.
Con pitillos. ¿Habráse visto tamaña mezcla?
Ponerte un jersey de cuello vuelto bajo el mismo. Si hace mucho frío, ponte un buen abrigo o espera al calor. Pero que no se te vaya la cabeza con experimentos.
Cubrirte con una torera. Al tener el corte a la cadera, no tiene sentido que vayas haciendo fronteritas corporales.
El cuero. Nada de Perfecto ni demás cosas similares. Lo mismo para chaquetas chaneleras, botas amazona o demás pegotes. Sé buena: no lo castigues.
Lo encontrarás en: el vestido es de BDBA.